Al sentarme para tomar un café escuché una conversación a mis espaldas que me llamó la atención, tres personas discutían y sentaban las bases del rodaje de una película, hablaban de gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira, parece interesante pensé, lástima que todo quedara en vilo sin saber el final.
Les seguía con la mirada al levantarse para abandonar el café con ganas de introducirme en tan maravillosa conversación y con la intriga de los curiosos por averiguar algo más.
Al preguntar al camarero por aquellas personas, éste no quiso revelar el nombre de sus clientes por cuestiones éticas, pero sí me dijo una palabra al oído SEVEN.
Transcurrido un año en 1995 el director David Fincher presentó su segundo trabajo SEVEN
¡sorpresa!
Había tenido el honor secreto de compartir ideas y devenires de un pequeño retazo de aquel largometraje que sin dudarlo vi en la gran pantalla, a su lado Morgan Freeman y Brad Pitt tomaron sorbos de la sobremesa del año 1994, en un lugar de cuyo nombre no me acuerdo.
Sentado en la butaca disfrute de una buena proyección, presentándonos de forma magistral la mente de un psicópata John Doe interpretado por Kevin Spacey ¡muy cruel! Sumamente inteligente, volverá locos a los dos detectives Somerset (Morgan Freeman) y al detective David Mills (Brad Pitt), dejándoles un asesinato por cada pecado capital, de forma original y muy representativa los cadáveres expresan el pecado cometido, con pocas pistas se van acercando a cada uno de ellos sin lograr detener a tan peligroso personaje.
Al cabo de los años y sin que sucediera nada parecido, pero con mucha indignación por unos hechos acontecidos a unos seres muy queridos para mí, siento rabia, ira, impotencia, me encuentro frustrado, desilusionado, necesitando soltar toda la mala leche contenida ¡No comprendo! ¡No entiendo!
¿Cómo es posible que el ser humano sea capaz de cometer cualquier pecado capital?
Aprovecharse de la buena voluntad de unas personas cuyo corazón se abre a cualquiera que lo necesite, sin importar quién es, color, procedencia ¡les da igual!
¡Sí, por supuesto son buenos! ¡Muy buenos! ¡Demasiados buenos!
¡Lloro! ¡No puedo! Me faltan las palabras ¡quiero gritar! ¿Será posible? ¡Pegar un puñetazo sobre la mesa! Presiono los dientes sin poder contener esa rabia ¡y más rabia, impotencia!
Son auténticos escorpiones, les ayudas, pero te picarán ¡Ya te lo advertí, soy un escorpión y no podré remediarlo!
¿Hasta dónde somos capaces de llegar?
¡Lo juro, ojalá caiga sobre sus conciencias todo el mal causado! ¡Serán juzgados y tendrán que responder! ¡Todos pasaremos examen!
¡Me calmo! ¡No puedes continuar! ¡Si lo haces, serás igual que ellos!
¿Perdonar? Sí, pero no olvidar, sin rencor, todo el mundo tiene derecho a rectificar
¡Quién se encuentre libre de pecado que tire la primera piedra!
Mientras tanto seguiremos escuchando, intentando ser cada día mejores personas.
Nota del autor: Sólo lo narrado en el café es pura ficción, los datos de la película son ciertos y lo acontecido sucederá o posiblemente sucedió.